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El ALBA, despertar de nuestros pueblos

Por Manuel José Montañez Lanza
Politólogo venezolano, Magíster en seguridad y defensa, Caracas.
«EL ALBA ES UN AMANECER, es lo nuevo que aparece en el horizonte, es la gran batalla en la que cada día estaremos más unidos. El ALBA tiene que ser un proyecto social. El ALBA es un proyecto geopolítico, político, económico, pero el fin último es el fin social. El ALBA tiene que asumir, tenemos que asumir juntos, unidos, la lucha contra la pobreza, contra la exclusión, por la educación, por la salud.» En estos términos definía el Presidente Hugo Chávez la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA.
El ALBA es un logro capital del gobierno del Presidente Hugo Chávez, y sólo ha sido posible gracias a la Revolución Bolivariana y a su Presidente. La génesis de este formidable proyecto, surge como una iniciativa propuesta precisamente por el Presidente Chávez, en el marco de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en diciembre de 2001, en la Isla de Margarita; constituyéndose oficialmente en la ciudad de La Habana, el 14 de diciembre de 2004 mediante un Primer Acuerdo suscrito por los Presidentes de Venezuela y de la República de Cuba. Desde ese momento, el ALBA surge como contrapartida a la propuesta del Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA.
A partir del 29 de abril de 2006 se sumó al acuerdo Bolivia. Seguidamente, en enero de 2007, el Presidente Daniel Ortega refrendó el acuerdo mediante el cual Nicaragua entraría a formar parte de la Unión. Seguidamente, el 20 de febrero de 2007, los Estados Caribeños Antigua y Barbudas, las Granadinas, Dominica y San Vicente, miembros de la Comunidad Caribeña angloparlante «CARICOM», firmaron el Memorando de Entendimiento mediante el cual reconocían al ALBA.
El Presidente Chávez ha afirmado: «El ALBA se sustenta en los valores  del socialismo, la solidaridad, la hermandad entre los pueblos, la firme convicción de que ningún dolor humano es ajeno, de que ningún ser humano sobra, de que en una sociedad justa ningún ser humano puede ser abandonado a su suerte».
En nuestra América, la de Bolívar, la de Martí, hoy removida en sus cimientos por vientos de esperanza y de justicia, el ALBA es el verdadero modelo de integración latinoamericana. Integración de los pueblos, no solo de los mercados. El ALBA es complementariedad, no competitividad, promueve la solidaridad y rechaza los estrechos egoísmos nacionales, es comprensión de las diferencias y atención diferenciada a los más vulnerables. El ALBA es situar al hombre como destino y razón de todos los empeños y no víctima del mercado, la avaricia y la ambición; el ALBA es un juramento de hermandad.
El ALBA fue una inspiración, luego un proyecto, hoy es una esperanza. La esperanza de todos. El ALBA es una propuesta de integración que se fundamenta en la lucha contra la pobreza y la exclusión social históricamente impuesta a los países de América Latina y el Caribe, siendo su propósito fundamental, la lucha contra las asimetrías que colocaban en desventaja a los países de Suramérica. Procura mecanismos que aprovechan las ventajas cooperativas entre sus asociados a través de fondos compensatorios, destinados a la corrección de ‘discapacidades’ propias de los países miembros. Para ello aplica el denominado Tratado Comercial de los Pueblos, «TCP» desde el cual se procura generar condiciones no solo para el desarrollo del comercio, sino para buscar una complementación de las economías ayudando a desarrollar, en cada uno de los países miembros, el máximo de su potencialidad.
El ALBA es la realización más original y más innovadora que jamás se haya llevado a cabo para favorecer la integración de Suramérica que reclamaba Simón Bolívar. Confiere prioridad, en términos de igualdad y basándose en el bien común, a las relaciones entre sus signatarios y demás Estados hermanos, invitados a adherirse. estimulando el diálogo regional e incita a alianzas estratégicas hacia el consenso y acuerdo entre las naciones suramericanas. Es un mecanismo de integración para la vida, no para el colonialismo, ni para la muerte. Como dijo Bolívar : para la felicidad de nuestros pueblos. Es una propuesta integradora en lo político, en lo ideológico, en lo económico y en lo social.
El ALBA ha favorecido la realización de extraordinarios avances en muchos sectores económicos, políticos, sociales, científicos, culturales, ecológicos. Gracias al ALBA, los Estados miembros han conseguido una estabilidad que les ha permitido definir escenarios y espacios internos para liberarse de pretéritas relaciones de dominación. Han obtenido una mayor estabilidad energética y un aumento significativo de su producción agrícola. Gracias a la creación de una Zona Monetaria Común (ZMC) entre sus miembros y alguno de sus observadores (Ecuador), han conseguido consolidar una unidad de cuentas común y avanzar hacia una moneda común cuyo nombre podría ser el Sucre.
En Honduras, pese al esfuerzo de su Presidente constitucional José Manuel Zelaya, quien ya había suscrito el Tratado, la adhesión oficial no tuvo lugar en el Congreso Nacional de Tegucigalpa por la oposición de las fuerzas políticas conservadoras que preferían mantenerse sumisos al ALCA. Para ello, esgrimieron entre otros, las dificultades que podrían surgir pues Venezuela y Honduras ya tenían un Tratado Comercial Bilateral amén de los existentes con otros países que integraban el Tratado de Libre Comercio. Pero la dinámica bolivariana y el poderoso deseo popular de avanzar hacia la integración suramericana se impusieron; y el 10 de octubre de 2008 se ganó la batalla decisiva, el Congreso Nacional de Honduras aprobó la adhesión al ALBA.
El ALBA blande como pivote, su potencial energético para lo cual las iniciativas del Presidente Chávez -PetroCaribe, PetroAmérica. PetroAndina y PetroSur- han sido determinantes para dar un formidable impulso a la integración, rompiendo la dependencia que con relación a los hidrocarburos y al gas tenían los pueblos hermanos. Su inspiración deriva de una premisa del Padre Libertador, Simón Bolivar: «Ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por su libertad y gloria»…
Más allá de los acuerdos y mecanismos indicados, es conveniente, subrayar el determinante papel del Banco del Sur que permitirá financiar proyectos multinacionales; otorgar créditos blandos pero también solucionar litigios de carácter económico entre sus miembros. Para su creación, contó con un capital inicial de mil millones de dólares aportados según la capacidad y liquidez de cada uno de sus miembros. Cabe destacar que los mayores aportaciones ocurrieron por parte de Venezuela y Cuba.
El Presidente Chávez ha subrayado la importancia decisiva de establecimiento financiero: «El Banco del Sur, como Telesur, la televisora del sur, o Petrosur, la unidad energética del sur, son herramientas que expresan la unión, el esfuerzo de nuestros países de Suramérica para derrotar la pobreza, la miseria, la marginalidad, el analfabetismo para asegurarles a nuestros pueblos educación, salud, vivienda, empleo digno. En fin, son instrumentos para la liberación.»
Los grandes principios rectores del ALBA son:
-priorizar la liberalización del comercio y las inversiones;
-prestar atención a la lucha contra la pobreza, la exclusión social, los altos índices de analfabetismo y de pobreza que existen principalmente en América Latina y el Caribe;
-conceder importancia crucial a los derechos humanos, laborales del niño y la mujer, a la defensa del ambiente y a la integración regional;
-luchar contra las políticas proteccionistas y los ruinosos subsidios de los países industrializados, avalando el derecho de los países pobres a proteger a sus campesinos y productores agrícolas. En los países pobres, donde la actividad agrícola es fundamental, las condiciones de vida de millones de campesinos e indígenas se verían irreversiblemente afectados si tuviera lugar una inundación de bienes agrícolas importados, aun en los casos en los cuales no exista subsidio. La producción agrícola es mucho más que la producción de una mercancía. Es la base para preservar opciones culturales, es una forma de ocupación del territorio, define modalidades de relación con la naturaleza, tiene que ver directamente con la seguridad y autosuficiencia alimentaría. En estos países la agricultura es, más bien, un modo de vida y no puede ser tratado como cualquier otra actividad económica.
-suprimir los obstáculos a la integración desde su raíz, a saber:
a) la pobreza de la mayoría de la población;
b) las profundas desigualdades y asimetrías entre países;
c) el intercambio desigual y condiciones inequitativas de las relaciones internacionales;
d) el peso de una deuda impagable;
e) la imposición de políticas de ajuste estructural del FMI y el BM; así como, las rígidas reglas de la OMC que socavan las bases de apoyo social y político;
f) los obstáculos para tener acceso a la información, el conoci­miento y la tecnología que se derivan de los actuales acuerdos de pro­piedad intelectual; y,
g) prestar atención a los problemas que afectan la consolidación de una verdadera democracia, tales como la monopolización de los medios de comunicación social.
ENFRENTAR LA LLAMADA «Reforma del Estado» que solo llevó a brutales procesos de desregulación, privatización y desmontaje de las capacidades de gestión pública.
Como respuesta a la disolución que el Estado sufrió durante más de una década de hegemonía neoliberal, se impone ahora el fortalecimiento del Estado con la participación del ciudadano en los asuntos públicos. Y la recuperación de la economía por el Estado. Así lo ha afirmado el Presidente Hugo Chávez: «En este cambio de época que vemos hoy en América Latina, uno de los fenómenos que está presente es lo que algunos autores ya han llamado `la repolitización de la economía’. Este fenómeno consiste en recolocar al Estado en el lugar central en que debe estar, y al mercado en el que le corresponde. Respetamos el sector privado. Ahora, el sector privado debe estar regulado por el Estado. Debe estar regulado y coexistiendo con el Estado.»
Hay que cuestionar la apología del libre comercio per se, como si sólo eso bastara para garantizar el avance hacia mayores niveles de crecimiento y bienestar.
Sin una intervención del Estado dirigida a reducir las disparidades entre países, la libre competencia entre desiguales no puede conducir sino al fortalecimiento de los más fuertes en perjuicio de los más débiles.
Profundizar en la integración latinoamericana requiere una agenda económica definida por los Estados soberanos, fuera de toda influencia de los organismos internacionales.
No cabe duda sobre la capital significación geopolítica y geoestratégica del ALBA frente a su membresía y ante quienes participan como observadores y futuros integrantes, algunos de los cuales aún no se han incorporado pues sus actuales gobiernos continúan siendo seguidores de propuestas hegemónicas. El ALBA es una propuesta que busca construir su propio destino a la vez que contener el impacto de la crisis económica. Intenta romper ataduras para garantizar un polo que busca incorporarse al Concierto de Naciones reclamando paso a formidables y novedosas iniciativas de multipolaridad.
En conclusión: «La propuesta ALBA -declaró el Presidente Hugo Chávez- es liberadora, para cortar las cadenas del subdesarrollo, de la dependencia, del colonialismo, y comienza por unas relaciones bilaterales distintas entre nuestros países. Una nueva forma de integrarnos en lo económico, rompiendo las cadenas impuestas por los organismos internacionales del capitalismo mundial, de la llamada globalización neoliberal. Y eso sólo depende de nuestra voluntad».
( Artículo publicado en Le Monde diplomatique )

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