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Los grupos de comunicación en Suramérica

Por Pascual Serrano

Suramérica se caracteriza por un abrumador control de los medios de comunicación por parte de grandes grupos económicos. El motivo es que las décadas neoliberales privatizadoras que sacudieron la región en los años 1980 y 1990, junto con el desmantelamiento de el sector público industrial y energético, también vieron la privatización de los medios estatales de comunicación. Los Gobiernos progresistas, en funciones en varios países de la región, se están encontrando con grandes latifundios mediáticos y un sector público limitado a televisiones estatales obsoletas con tecnología desfasada. Es el caso de TEVES (antiguo Canal 8 ) en Venezuela o el Canal 7 tanto en Argentina como en Bolivia. En otros casos, como Ecuador, nunca hubo televisión pública. Veamos algún ejemplo de estos poderosos grupos de comunicación.

TELEVISA. De origen mexicano, afirma ser el “consorcio de medios de comunicación de habla hispana más importante del mundo”. El Presidente de Televisa, Emilio Azcárraga, es uno de los empresarios más ricos e influyentes de Suramérica con una fortuna estimada en 700 millones de dólares. Su control en México es absoluto; allí posee cadenas nacionales de televisión de ámbito nacional, más una para la capital, y 258 estaciones en su filial Televisa Regional. En publicaciones escritas también afirma ser la editorial de revistas en español más importante del mundo. Posee alrededor de 156 títulos bajo 92 marcas. Se estima que vende, al año, alrededor de 165 millones de ejemplares en más de 20 países. Posee un acuerdo con el grupo venezolano Cisneros para ofrecer 220 canales de televisión de pago vía satélite a 1.4 millones de suscriptores. Con el grupo español Prisa, posee Televisa Radio, propietaria de las cinco cabeceras de radio que operan en México. En 2006 logró que la Cámara de Diputados aprobara por unanimidad la ley de Comunicaciones que dejaba el panorama mediático de licencias de México en manos de grupo Televisa y TV Azteca. Finalmente, la Corte Suprema la declaró parcialmente inconstitucional al considerar que consagraba el monopolio privado en la televisión.

CISNEROS. Sus contenidos llegan a 550 millones de consumidores de habla hispana y portuguesa en cinco continentes y en más de 90 países. Su principal medio es Venevisión, el canal de televisión líder en Suramérica. Su presencia internacional incluye a Uruguay mediante la distribución de televisión por cable y UHF.

Los grandes grupos de comunicación tienen asimismo establecidos sus mecanismos de coordinación. Por ejemplo once periódicos de otros tantos países, todos ellos conservadores, se han asociado en el seno del Grupo de Diarios de América. Desde este cartel coordinan contenidos, líneas editoriales y agendas informativas. A otro nivel funciona la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Bajo la bandera de la libertad de prensa o la libertad de expresión este importante lobby empresarial defiende ferozmente su modelo comunicacional privado ante cualquier intento de democratización o de desarrollo del sector público.

Frente a estos gigantes, manejando lo último en tecnología, con alta cualificación de sus profesionales y rentabilizando las sinergias de su perfil multimedia, los Gobiernos de izquierda que, poco a poco, van siendo elegidos por los ciudadanos, intentan ir creando nuevos espacios mediáticos. alejados de los valores mercantilistas. No les está resultando fácil: recordemos el escándalo que sufrió Hugo Chávez por no renovar la licencia a Radio Caracas Televisión y reservar su espacio radioeléctrico a una cadena de servicio público.

Argentina, por ejemplo, continúa con las licencias concedidas durante la dictadura. El canal internacional Telesur, propiedad de Venezuela, Cuba, Argentina, Bolivia, Ecuador y Paraguay está teniendo grandes dificultades para poder ser accesible en el continente. incluso en algunos de los Estados accionistas. Sin embargo, algo se ha avanzando. El Gobierno boliviano ha apostado por ir desarrollando su televisión y radio públicas, todavía muy precarias en recursos al igual que Argentina. Ecuador ha creado un periódico, El Telégrafo, de propiedad pública; y el presidente boliviano Evo Morales anunció a finales del 2008 la aparición también en su país de un diario de propiedad pública. También existe el temor de que, sintiéndose sitiados por grupos mediáticos hostiles, los Gobiernos desarrollen medios estatales sin independencia profesional. De ahí el valor de las propuestas comunitarias como alternativas verdaderamente democráticas e independientes, y la necesidad de que sean autogestionadas por las comunidades para no estar al servicio de arbitrariedades ministeriales.

En el caso de Venezuela, las radios y publicaciones alternativas se cuentan por cientos y el debate gira en torno a la necesidad de mantener su autonomía; Bolivia ha creado un Sistema Nacional de Radio que agrupa a una treintena de emisoras comunitarias; y, en Uruguay, el Gobierno ha reservado un porcentaje de las licencias de radio a este tipo de medios.

Lo que es indiscutible es que Suramérica está viviendo un momento apasionante donde los grandes grupos empresariales privados, que se resisten a abandonar sus oligopolios mediáticos, se están confrontando con Gobiernos progresistas. Éstos observan que su principal oposición no procede de los partidos políticos rivales sino del desmedido poder de estos grupos de comunicación.

Artículo publicado en le Monde diplomatique

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